Una
de las características de algunas neurodivergencias son las alteraciones
sensoriales. Hay que destacar que cuando hablo de alteraciones sensoriales no
me refiero a la ceguera, sordera, etc… sino a un conjunto de variaciones en la
sensibilidad de la persona que están por encima o por debajo de la media. Por
ejemplo, la hipersensibilidad.
Es
muy común en trastornos como el autismo, TOC y TDAH la presencia de
alteraciones sensoriales, ¿cuáles son?
Lo
más común es escuchar casos de personas autistas terriblemente sensibles a los
ruidos, esto es lo que se llama “hiperacusia”. La primera vez que oí hablar de
alguien con hiperacusia fue sobre un niño con autismo al que había que sacar
del colegio con los oídos tapados para que no le hiciese daño el sonido de las
bocinas de los autobuses escolares. Esto es de lo más común y dependiendo del
nivel puede convertir un auténtico infierno actividades de la vida cotidiana
como asistir al instituto, caminar por la calle, entrar en una cafetería, etc…
Hace aproximadamente dos años conocí el caso de un chico neurodivergente que
entraba y salía a destiempo del instituto para no soportar el caos que
implicaba hacerlo junto a sus compañeros. Además, leí a un adulto con autismo
que explicaba que los sonidos de la calle se le llegaban a mezclar, su oído no
distinguía correctamente, por ejemplo, el sonido de una mujer hablando a su
lado del de un bebé llorando al final de la calle, cosa que provocaba en él
confusión y, dependiendo de la saturación del entorno, mareos.
Según
vas entrando en el mundo de las neurodivergencias descubres gente con más y con
menos niveles de hipersensibilidades cómo ésta. El olfato, el gusto, la vista y
tacto también son sentidos que pueden sufrir alteraciones. Si bien he llegado a
conocer el caso de una chica neurodivergente capaz de identificar personas a
las que conoce a través de su olor, he de decir que lo más común son las
alteraciones sensoriales en el tacto, el oído y la vista. La hipersensibilidad
en la vista provoca que las personas que la padecen queden cegados por la luz
con mucha frecuencia. En el caso del tacto, es típico oír hablar de personas
autistas que rechazan el contacto físico. Esto no se debe a que rechacen a la
persona en sí, sino que, en muchas ocasiones, la sensación del tacto y mucho
más potente de la que sentimos el resto de personas, lo que para nosotros es
una caricia para una persona hipersensible puede significar un molesto ardor en
la zona.
Esto
es todo en cuanto a hipersensibilidad, pero hace poco fui informada de la
existencia de alteraciones sensoriales que implicaban un déficit, al contrario
de las hipersensibilidades. La monitora de un grupo de neurodivergentes me
habló de que algunos de ellos no percibían bien la sensación de frío o de
calor, y que podían entrar a un recinto calentito y sudar a manantiales sin
quitarse la chaqueta porque no se daban cuenta del calor que estaba sufriendo
su cuerpo. Además, comentó el caso de un chico que no percibía correctamente la
sensación de dolor y podía exponerse a situaciones algo peligrosas al no sentir
con totalidad los golpes que podía llevarse.
Hay
muchos tipos de alteraciones sensoriales, desde luego. Lo mejor que podemos
hacer en esos casos, desde mi opinión, es no forzar al neurodivergente a que
ignore esos estímulos que está recibiendo para no exponerle a una situación de
estrés que no puede controlar. En caso de falta de sensibilidad lo mejor es
recordarle la presencia de esos estímulos que no está percibiendo
correctamente.
Debemos
recordar que esto solo debe de hacerse en caso de presencia de alteraciones
sensoriales, no todos los neurodivergentes las tienen y comenzar episodios de
amparo hacia neurodivergentes que no padecen alteraciones sensoriales puede
caer en la sobreprotección. También queremos recordar que los neurodivergentes
son personas y no está de más hablarlo con ellas para ver qué se puede hacer en
una situación de estrés, nadie sabe más que ellos lo que necesitan cuando se
enfrentan a hipersensibilidades y otras alteraciones.
-Kristal
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